El presidente de Colombia, Gustavo Petro, sorprendió al país con el anuncio de una medida que promete transformar la gestión de los recursos diplomáticos: la venta de tres residencias de embajadores en Suiza, México y Bruselas. Esta decisión, publicada en su cuenta de X el pasado 17 de diciembre, busca redirigir los recursos provenientes de estas propiedades hacia la mejora de las embajadas y consulados, espacios que actualmente carecen de capacidad para atender adecuadamente a los ciudadanos.

El mandatario explicó que estas residencias, calificadas como “ostentosas” y “palaciegas”, reflejan un carácter aristocrático que ha predominado en la Cancillería por décadas. Según Petro, los recursos obtenidos de estas ventas serán utilizados para ampliar los espacios consulares y fortalecer su capacidad de atención, beneficiando a miles de colombianos en el exterior.

"Las casas/palacios de residencias en Suiza, México, Bruselas, deben ser vendidas para ampliar los espacios de las embajadas y consulados", afirmó Petro, marcando un cambio en las prioridades diplomáticas hacia una visión más austera y funcional.

Esta decisión, sin embargo, podría generar opiniones divididas, ya que las residencias diplomáticas también representan un símbolo de la representación colombiana en el exterior. Será crucial observar cómo el gobierno asegura la transparencia en el proceso de venta y cómo implementa las mejoras prometidas en las embajadas y consulados.

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